La Física del Ser

Escribo estas líneas todavía bajo la impresión que me ha producido la reciente lectura del libro de poemas “La Física del Ser”. Sin duda, se descubre que Silvano Andrés de la Morena es un poeta innovador, adelantado a su tiempo. Hermanar Ciencia y Poesía no es un empeño fácil. El autor ha traspasado en esta obra una línea roja que pocos, o ningún poeta, ha osado hacer hasta hoy. Encontrar la inspiración lírica de sus versos hurgando en el “agujero negro”, en el origen del Cosmos, es de una osadía sin precedentes en el terreno de la lírica. Quien esto escribe es una persona cuyos conocimientos sobre Astrofísica, Cosmología, Física cuántica, el Big Bang , los bosones o los quarks no pasan más allá de la información superficial que me proporcionó la lectura del “Rider Digest” en mi juventud. Yo estoy todavía en un estadio cultural en que admiro con devoción la rutilante belleza de la Vía Láctea en una noche de verano, pero sin cuestionarme sus orígenes, ni hacerme reflexiones cosmogónicas, metafísicas y, menos aún, poéticas, sobre su misteriosa naturaleza. En este turbador libro, el poeta bucea en lo más profundo de la composición y origen del Universo y extrae de su observación acertados poemas en los que indaga sobre las fuentes de la Creación. Es la Física cuántica, los bosones, los monismos, las teorías de Newton, de Max Planck y de Einstein y el paisaje magmático del macrocosmos los mimbres con los que Silvano Andrés de la Morena agavilla su sorprendente poemario “La Física del Ser”. Para quienes todavía estamos instalados en la lírica de las puestas de sol, de los verdes prados y los cantarines riachuelos, esta nueva poética nos sorprende e, incluso, nos exige un esfuerzo de adaptación. Y esta postura no resulta fácil, por innovadora. Afirmo contundentemente que se trata de un libro de anticipación a su época, que abre la puerta de un futuro literario próximo, no hollado hasta hoy por la Poesía. Su lectura sugiere emociones nuevas. Porque, además, los poemas están enlazados por una lírica de alto vuelo, habitual en este poeta, que derrama en esta obra una mirada científica, sí, pero de deslumbrante inspiración. La raigambre soriana del autor se desvela en la cita a su modesto pueblo natal, Cuevas de Ayllón, un espacio y un paisaje que su visión incluye de modo natural en el magma de la existencia universal, porque todo, en el Cosmos, tiene su interrelación. Descubra el lector el desafío que este libro representa. Ensanchará su percepción del arte poético. A mí me ha ocurrido. ANNA TURBAU PUIG, Barcelona.