El Laberinto cuántico

Científicamente, habla del nacimiento de la mecánica cuántica con Max Planck y su gestación con las aportaciones, a cada cual más asombrosa, de gigantes como Niels Bohr, Enrico Fermi, Paul Dirac, Max Born... o incluso el reticente Einstein, que sin estar a favor, con sus críticas, conseguía más avances para este campo. Debía ser frustrante para él, supongo. Pero, obviamente, se centra en el tándem intelectual que supuso John Wheeler y Richard Feynman, ¡y menudo sentido del humor tenían! En lo personal, la relación que mantuvieron de estimulación el uno sobre el otro, con sus chistes y forma de afrontar enormes desafíos lógicos; diría que es uno de los capítulos más bonitos, tragicómicos e interesantes de la historia de la ciencia. No es el libro más ameno que haya leído, pero sí el que más interés me ha suscitado por conocer más a, sobre todo, Richard Feynman. Sensible, divertidísimo, ingenioso, humano y dotado con una inteligencia que le daba un punto de vista único. Al final de su vida, debido a la enfermedad, entró y salió varias veces del coma. Sus últimas y lentas palabras fueron: "Odio morir por segunda vez. Es muy aburrido". Sin duda, la muerte es lo contrario de lo que fue su vida. Sus diagramas hicieron más cercano algo que resulta incomprensible, sus contribuciones a la ciencia no se pueden medir, pero lo más importante -para mí-, es la huella que dejó en aquellos que le conocieron.