Para recuperar el control de su clan, Robert Matheson debía tomar a Lilidh MacLerie como rehén y utilizarla como moneda de cambio. Pero Lilidh no era una prisionera cualquiera. Era la mujer a la que en otra época había amado....
Sir William Bradfer podía ser un hombre encadenado y esclavizado, pero conservaba el orgullo en aquel mercado de esclavos de Constantinopla. Era un guerrero y había aprendido a sobrevivir.