Anton estaba furioso. Como hijo adoptivo de Theo Kanellis, se suponía que iba a heredar su vasta fortuna. O al menos así lo creía todo el mundo, hasta que el patriarca descubrió que tenía una heredera legítima:...
El atractivo Sebastian Conway no estaba dispuesto a sentar la cabeza. Pero era el heredero de los Conway y el deber le exigía que dejara sus ocupaciones en Londres para atender la finca familiar de Cornualles: la mansión Pengarroth.
La sencilla Emma Stephenson no era una secretaria despampanante, pero para Luca DAmato, mujeriego empedernido, conquistarla se convierte en su juego preferido.