Los papeles de Aspern

En esta obra de Henry James, lo que se oculta es tan importante o más que lo que se cuenta a través del “sobreentendido”. El protagonista utiliza todas sus armas de seducción para lograr su objetivo: el fin justifica los medios. Así, no le importa “forzar” situaciones, actuando con mano de hierro y sin consideración alguna con sentimientos que no sean los que su pragmatismo le dicta. La cuerda la tensan el protagonista (editor, cuyo nombre se oculta al lector), Tina y Miss Bordereau. Con un dominio total de la técnica narrativa y un profundo análisis de la psicología de los personajes, James introduce al lector en un complejo entramado de pensamientos, sentimientos y actitudes de los tres personajes, mostrando sus claros y sus sombras y, como es habitual en él, sin concesión alguna al lector. Tina, sobrina de Miss Bordereau, enlace entre el editor y su tía (antigua amante del poeta Jeffrey Aspern) se convierte, al final de la novela, en la única dueña de su destino. Enamorada (equivocadamente) del editor, rompe y destruye los papeles del poeta Aspern (su única vinculación con el hombre que ama) al descubrir que su amor no es correspondido. Consigue, de este modo, paliar la enorme humillación sufrida, quemando y destruyendo para siempre el “tesoro”. El fuego, elemento liberador, destruye no sólo los papeles, sino también cualquier posibilidad de unión con un hombre que no es merecedor de su amor y devoción; el fuego la redime, asimismo, de un comportamiento, considerado y asumido como “equivocado”, inadecuado e impropio de una verdadera dama.