Cae la noche y la pluma rasga el papel con imprecisión. El telefonista no para de recibir llamadas. Ha caído una bomba. No, una no. Al menos, son tres avisos ya. Mientras el sudor recorre su frente, la mano temblorosa es incapaz de gobernar...
El alivio de sacar con vida a una persona bajo tres plantas derrumbadas; el desasosiego y la impotencia ante un fuego silencioso; la desolación frente a un incendio forestal como el de Abantos; la resignación de ver el fin del Palacio de...