«De Dios», fue la respuesta: «Cuando Dios quiere convertirte en sanador, te envía pacientes; cuando quiere convertirte en profesor, te envía estudiantes; cuando te destina a ser maestro, te manda historias».
Un día tienes dos minutos libres o vas de viaje. Te da pereza comenzar una lectura larga o continuar con la novela que tienes entre manos. La alondra y las tortugas es una solución perfecta. Lees una narración y te quedas saboreando...
Este libro sigue el ritmo de La alondra y las tortugas del mismo autor: nos ofrece la ocasión para una pausa y alimentar el alma, que tanto necesita de reposo y propuestas que la renueven, con breves narraciones y una sugerencia. Mensajes sencillos...