Ejercicios espirituales con san Agustín

Un libro espléndido en mi opinión. El libro, para mí, tiene dos grandes claves de lectura. Primera: este es, ante todo, un libro que permite una lectura personal para hacer un ejercicio espiritual individual con San Agustín. No es un libro sobre la interioridad agustiniana, que describa la interioridad, sino que permite adentrarse al lector en un auténtico ejercicio personal de interioridad agustiniana. En este sentido uno se da cuenta de que el autor conoce muy bien la psicología, es evidente, y también a San Agustín; y posibilita, al hilo del proceso agustiniano narrado por las Confesiones, introducir al lector activamente en un proceso de interiorización agustiniano. Si se me permite la expresión, se puede catalogar el libro, en cierto modo, como de autoayuda, pero de autoayuda de la buena, en el sentido más noble, agustiniano, del término; pues el ejercicio de memoria, conciencia de la dispersión, interioridad, ordenación del querer, conciencia del magisterio de Cristo y de pertenencia a la Iglesia, desemboca en una nueva visión de la existencia -llena de plenitud- como peregrinaje a Dios. El tomar conciencia de la acción de Dios en ti desemboca en liberación personal. El autor recrea el proceso de San Agustín en 7 etapas que, si te metes al juego, -y a veces el autor consigue arrastrar al lector para que lo haga por él mismo y deje de ser un espectador del proceso ocurrido en San Agustín-, desemboca en un resultado personal. El lector es invitado a introducirse en ese camino de interiorización. Es un libro, ya digo que en mi opinión, cuyo objetivo no es describir la espiritualidad agustiniana, aunque de hecho lo haga; sino que la expone de tal forma que permite realizar un auténtico ejercicio de espiritualidad agustiniana. El título en esto no le hace justicia. Hay miles de libros que describen la espiritualidad y la interioridad agustiniana, ahora bien, que consigan que el lector haga un ejercicio de espiritualidad agustiniana hay muy pocos. En este sentido me parece espléndido y, ya digo, se nota continuamente, no sabe uno si se trata del psicólogo que conoce a san Agustín, o del agustino que es psicólogo. Segunda clave de lectura: la que dice más relación al título. Aquí también admite varias posibilidades: por supuesto permite dirigir unos ejercicios agustinianos o dar unas convivencias y así es útil para el agente pastoral; pero también puede convertirse el libro en guía de estudio, o de pensamiento de un grupo parroquial de reflexión, o de un grupo agustiniano. E incluso, a poco que se trabaje con sus contenidos, puede servir a los animadores de grupos juveniles, etc. Digo a poco que se trabaje con el libro y se elaboren unos subsidia, o materiales de trabajo, guiones pastorales, que permitirían realizar una pastoral muy en clave agustiniana. De esta forma es una obra abierta que puede dar mucho juego por su aplicabilidad en la animación pastoral, y resultaría muy interesante que los implicados en actividades pastorales reflexionasen sobre su contenido e intentasen adaptarlo a diferentes contextos concretos. Bien, una obra abierta. Suscita muchas lecturas: personal, grupal, apostólica o pastoral. También suscita interrogantes sobre el mismo Agustín.

Una obra que combina rigor académico con la capacidad de alcanzar una gran audiencia. El mejor comentario lo hizo el director del Estudio Agustiniano Fernando Joven, osa en la presentación del libro.