Un banco y la casa de Helena con hache

En estos tiempos que corren es un deleite leer una novela como esta con un carácter tan intimista. Cuando tantas cosas y tantas distracciones nos impiden conectar con nuestro verdadero yo, este libro nos devuelve a nuestra esencia, a nuestro reducto interno. Italo Calvino definió lo clásico como aquello que no acaba nunca de decirlo todo, aquello que cada generación exprime para sacarle un jugo diferente. Esta novela hace honor a la cita y se envuelve de cierto aire de misterio que no acaba nunca de decirlo todo. Como hilo conductor, la herencia de la adolescencia de los protagonistas en esa época que es un limbo feliz y que recordamos con nostalgia. En el fondo subyace el amor y su maduración con el tiempo. He disfrutado mucho leyendo este libro, tanto por su calidad literaria, como por lo que en mí ha despertado, como por los sentimientos positivos y de gratitud a la vida que provoca. Porque, además, la novela es divertida con misterio y toques de humor que la hacen muy amena.